Pensar que hoy más ciudadanos, con mayor libertad, pueden ejercer de gatekeepers y watchdogs es razonable. ¡Pero es que viene ocurriendo desde siempre! Pensar que los periodistas –hasta ahora casi los únicos que lo hacían o podían/debían hacerlo– están tan contaminados que son inhábiles para ejercer esa tarea no es más que resentimiento oportunista. Otra demostración de hooliganismo 3.0.
¿Por qué Gillmor saca esta conclusión gratis, sin más razonamiento, y no concluye, por ejemplo, que sonó la flauta por casualidad? Que es lo que suelen decir los que adoran a Wikileaks para menospreciar Watergate. Puro talibanismo digital y periodismofobia.
El propio Gillmor podría explicar en qué quedó Bayosphere, su proyecto de periodismo 3.0 en la Bahía de San Francisco. Wikipedia –supongo que es fuente aceptable en este contexto– ha borrado la página donde se hablaba de ello. Alega: The article itself points to the lack of importance of the subject matter. It appears non notable. Es lo que tiene pontificar tanto: consejos vendo y para mí no tengo.
Muy bien Wikileaks. Y los medios que amplificaron esa denuncia dándole valor y fuerza, también. Muy bien ese periodismo.
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