América latina está siendo testigo del peligroso encumbramiento de una pax mafiosa a lo largo y ancho de la región; es decir, al crecimiento y consolidación de una nueva clase social criminal con capacidad hegemónica ante la desorientación de las elites dirigentes, la parálisis de la sociedad civil, el debilitamiento del Estado, la torpeza de Estados Unidos y de las inconsistencias de la comunidad internacional.Insisto como entonces: el crimen organizado y los dictadores verborrágicos de la región se apuntalan mutuamente para mantenerse en el poder.
Esta pax mafiosa, que se expresa más a nivel local, municipal, provincial y departamental que en el plano nacional, confirma la existencia de una sofisticada criminalidad organizada que opera con más influencia y recursos que muchos Estados de América latina.
Es una bandera como un castillo para la prensa prócer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario