El pretexto es el de siempre: salvar el periodismo, base del diálogo ciudadano que está en la raíz de la democracia, etc.
Qué cara más dura en Paper Papers 4/3/10Esa milonga no se la creen ya ni los propios ciudadanos, que hace rato hemos decidido que si queremos hablar entre nosotros preferimos otros lugares menos inhóspitos que la prensa. Ellos dicen: la conversación no es de tanta calidad. Ya. Por ahora y depende de dónde se meta Vd. a conversar. Y además, es más nuestra. Aprenderemos, a pesar de ellos y de los gurús que nos dicen qué tenemos que hacer un día sí y otro también.
Del papel de la FTC da buena cuenta Jeff Jarvis, otro que tampoco propone nada viable pero es un excelente crítico (además hay que aguantarle otra vez lo de AP como Gran Satán y todo eso). No lo tenía difícil: según los sabios de la FTC, la reinvención del periodismo consiste en conceder más subsidios, exenciones y tasas a las empresas impresoras de diarios.
O sea, que Tú & Yo sigamos pagando una fiesta de la que los invitados se apresuran a marcharse.
Asombroso. Ni reconocen errores ni aprenden de ellos. Ni siquiera piden subirse al coche escoba de esta revolución que hace años está en marcha.
En España, la Asociación de Editores de Diarios Españoles propone sin ninguna vergüenza lo mismo que la FTC aún discute. Podrían hacer cien, mil cosas útiles –tienen toda la potencia– y… no. Se dedican a atrincherarse en su pasado reclamando más y más privilegios, lejos de donde están ya los ciudadanos y sus intereses. Y en plena crisis y ajuste. Vaya rostro.
Todo este tipo de soluciones son pan para hoy y hambre para mañana. Primero porque perpetúan un modelo de negocio zombie, evitan el desarrollo de empresas y productos de futuro y lastran el progreso de la sociedad (Tú & Yo). Es como si en 1900 los estados hubieran decidido subsidiar a los fabricantes de carruajes. ¿No es mejor que el dinero de todos se emplee mejor?
Segundo, cuando los gestores del periodismo piden que otros (Tú & Yo, Google, las redes sociales...) les resolvamos el chandrío, renuncian a ejercer aquello para lo que les pagan: gestionar, managear y salir del atolladero ellos. Eso en un negocio donde más de la mitad de los costes son fijos —dicho en cristiano: sólo tienes que encargarte de menos de la mitad de los líos que tienen otras compañías. Oigan: si no quieren trabajar, no roben. Si no saben, váyanse. Es un mínimo exigible de decencia.
Los medios informativos clásicos –la prensa, vamos– han desperdiciado buena parte de la legitimidad que tenían como representación de la ciudadanía. Por sus propios errores. Si no han sido capaces de estar a la altura de su misión y de las necesidades de la gente, al menos tengan la vergüenza de no meter mano a nuestro bolsillo. No nos hagan pagar sus desaguisados.
Jay Rosen (¡Otro Prensáfobo!) recomienda salvar el periodismo así: subsidiando la banda ancha para todos y sosteniendo la neutralidad de la red. No sé. Las palabras subsidio, subvención y ayudas públicas me ponen nervioso, me inquietan. Me gustan más capital riesgo, iniciativa y emprendedor, por ejemplo.
Uno, que se suma a lo de Rosen con cuidadín, ya presentó en su día esta modesta proposición. Pero le parece mucho más importante hacer lo que sea necesario para que el sistema educativo ponga a las personas de 16 años en condiciones de comprender lo que leen, expresarse de forma inteligible y precisa y tomar decisiones/emitir juicios razonables acerca de lo que leen y escuchan – o al menos conjeturar algo. Si además eso se hace mientras aprenden historia y matemáticas, perfecto. Todo lo demás que se lo expliquen sus papás y mamás, que para eso son sus papás y sus mamás.
De todo esto –la escuela como factoría de ciudadanos– la prensa apenas se ha preocupado en los últimos 50 años, entretenidos como estaban en amasar dinero fácil con sus monopolios informativos y publicitarios de hecho. Y ni ahora parecen muy dispuestos a ocuparse, entretenidos como están en reclamar privilegios y tocar Tu bolsa y Mi bolsa. Pues nada. Que se banquen.
[Y atención políticos, que detrás de la crisis de los medios como instrumento representativo viene la suya de ustedes y la de las instituciones de-toda-la-vida. Se les va a acabar su cuentito también. Resulta que la ciudadanía puede darse una democracia que no necesite elecciones cada cuatro o cinco años –pueden ser cada día– o una cámara con 350 diputados –podemos serlo todos. No sé cómo será pero ese debate, ese lío, esa movida… se viene. Apúrense, no sea que se les caiga encima. Espero, claro, que no rompamos nada de lo viejo hasta asegurarnos mejor lo nuevo –o sea, lo contrario de lo que estamos haciendo con los diarios.]
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