Unos posts más abajo decía un poco en chiste que las opiniones son de nosotros y los hechos son ajenos, como las penas y las vaquitas de El arriero de Atahualpa Yupanqui.
Es siempre así en la prensa burocrática, la de los data entries sentados todo el día en las sillas de la redacción, la que publica lo que todo el mundo sabe, la que refrita gacetillas de los gabinetes de prensa, la de las opiniones baratas de Andrew Mango...
Quienes hacen periodismo de verdad descubren -no cubren- historias. Y son tan propias como las opiniones que publican en sus columnas. Van atrás de la exclusiva en lugar de la primicia. Y están siempre entre las primeras en la lista de lo más buscado.
Debía esta explicación al comentarista anónimo de El País de Montevideo (post del 17 de mayo): quizá debieran mirar un poco mejor por la calidad de sus propias noticias cuando la gente no las busca...
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