Pues sí, pero no. La gente no hace caso de los endorsements. ¿Qué importa la opinión de una redacción, por mucho que haya siete blogueros resumiendo el debate, veinte tuiteros soltando mensajes cortos y dos mil comentarios de usuarios?
Hoy vuelve a demostrarse el patetismo de esa situación, la bobada de "adelantar" las elecciones en un editorial. Y qué solemnes somos los periodistas respecto a nosotros mismos –y no respecto a la profesión.
La ciudadanía tampoco hace mucho caso de las manipulaciones y los dossieres groseros como los de The Sun. La frase del editor de política (sic) de este papel amarillo ("Mi obligación es asegurarme que ese jodido de Cameron entre el el 10 de Downing Street") suena hoy más ridícula que nunca. Como los apoyos editoriales. Como la portada del Mirror de ayer.
Sería más saludable dedicarse a informar y dejar a la gente que tome las decisiones por su cuenta, que ya son mayores –y llevan votando más de 300 años.
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