Me pasé el día de un largo viaje leyendo las notas sobre José Saramago (muerto ayer a los 87 años en Lanzarote) en la prensa española que me dieron en el avión. Aprendí lo que no sabía, que siempre es mucho.
1. Casi nadie lo conocía antes del Premio Nobel: hay que reconocer un premio otorgado con toda justicia. ABC da Muere el Nobel José Saramago, como si pudieran morir otros Saramago que no son Nobel que merezcan un espacio en la tapa del ABC (eso sí, pequeña). Casi todos usan el presente histórico que nunca me gustó y tiene la misma cantidad de letras que murió.
2. Por eso resalto a este viejo amigo de la casa que para escribir sobre Saramago escribe sobre sí mismo en las páginas de El País. Mañana hará lo mismo, pero es una de las cosas que pasan cuando la gente se muere: ya no pueden decir de quién eran amigos y de quién no.
3. Los periódicos van de mayor a menor de acuerdo a su parentesco ideológico con el muerto. Desde Público que le dedica la tapa y unas cinco páginas, a La Gaceta en la que no aparece, por lo menos en portada.
4. Me gustó el despliegue y los especiales, que veo ahora en sus webs, de El País y de Público y el artículo de Manuel Rivas que publica la edición de mañana de El País (magia del planeta que gira a mi favor).
5. Me quedo con la columna/blog de Paco Sánchez en La Voz de Galicia.
6. Los periodistas deberíamos ser todos como José Saramago. Un ejemplo de amor a la verdad compatible con las propias convicciones. En realidad Saramago fue un ejemplo de amor a todo lo que pudo. Así vale la pena vivir. Gracias don José.
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