A las cinco de la madrugada, la negociación entre sindicatos y patronal se rompió. Será el Gobierno quien imponga su reforma laboral a unos y otros por no saber pactar.
Pero desde el quiosco, La Vanguardia decía casi todo lo contrario –y con detalles, además. En casa, uno leía una cosa en su suscripción y escuchaba otra en la radio. Los subtítulos son de traca y pañuelo. Es el único diario que lo manejó así. Lástima.
No hay comentarios:
Publicar un comentario