La analogía con otras industrias como la de los automóviles, la navegación a vela o la fotografía, plantea siempre certezas y dudas para el futuro de la prensa. Estoy seguro de que habrá menos y mejores diarios y que también mejorará el periodismo en los próximos años. Será impulsado por la necesidad de diferenciarse en un mundo de clones y contar lo que nadie cuenta, de buscar la exclusiva, lo interesante y lo verdaderamente nuevo (que casi siempre será el descubrimiento de algo que ocurre hace tiempo). Vendrá el periodismo que descubre en lugar del que cubre. Pero no tengo todavía una respuesta a la pregunta sobre si habrá más o menos periodistas. Es que si habrá menos diarios parece evidente que habrá menos periodistas, por lo menos en los diarios.
Lo que habrá es menos funcionarios y menos burócratas del periodismo. Menos diarios con más periodistas. ¿Entre el personal dedicado a los contenidos en su redacción, cuántos son realmente periodistas, con sangre en las venas y fuego en la pluma? Apuesto a que, como máximo, son menos de la mitad en la mayoría de los periódicos. Los que no son periodistas deberán dejar sus puestos a los que sí lo son y "reintegrarse al mercado laboral" como le oí decir a un especialista en recursos humanos hace unos días.
Pero eso no es nada todavía. Los nuevos medios y las nuevas tecnologías están abriendo de un modo nunca pensado las posibilidades laborales y las oportunidades de negocios periodísticos. También las puertas a una libertad en la que tampoco pensábamos (es la razón principal de los ataques del poder: se les va de las manos lo que habían aprendido a controlar con corrupción).
Siempre el futuro es mejor que el pasado. Para la prensa también lo será. Solo que no será de los mismos dueños.
Y acuérdense que entramos en el futuro retrocediendo.
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