La Nación publica esta columna con un aviso al final: comentarios deshabilitados debido a la sensibilidad del tema. Pues por eso precisamente –por la sensibilidad del tema– deberían tenerlos activados.
Será otro el motivo. Que prevén una necesidad enorme de supervisión de los comentarios inducidos por la columna; que no compensa ser escaparate de una guerra de barras, que no están dispuestos a bancarse ese trabajo, que… lo que sea. Todo bien, todo legítimo, nada que reclamar –pero no nos vengan con milongas ni traten a los lectores como niños.
3 comentarios:
Si el motivo fuera, realmente, la sensibilidad del tema, Pagni y Morales Solá hubieran pensado (ni siquiera digo "mejor", sino "pensar", "reflexionar", decir algo bien pensado, no puras blabletas del argento medio) antes de escribir esas columnas en las que se relamen y se frotan las manos anticipando "la finitud" (como si lo humano no fuera finito...) de NK. Y si las publican, que se aguanten los comentarios.
Afortunadamente sobran temas menos "sensibles" sobre los que los estimados lectores de La Nación pueden explayarse a sus anchas.
Coincio. Las columnas de ayer de Pagni y Morales Solá son bastante obviables, de conversación de café con amigos medio pavos. Lástima.
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