La misma mismidad de siempre en la prensa a propósito de las elecciones parlamentarias en Catalunya. En las portadas/tapas y en el interior. El ganador –escaño más o menos– se sabía desde hace dos o tres meses. Eso es lo importante para primera página. Lo demás son anécdotas. Dicho de otro modo: la de hoy era una edición perfectamente "planificable", con un nivel de incertidumbre casi cero.
Ocurre que planear, por sí mismo, no resuelve nada si la ejecución consiste en ir a remolque de los eventos del día, empeñados en capturar el último hecho o dicho que, en general, no añade valor alguno a la sustancia de la información.
Planear una cobertura como esta supone 1) Tener un enfoque/foco claro y diferencial, que trascienda lo que previsiblemente entregarán otros medios; 2) Decidir qué
eventos son decisivos para conformar esa cobertura; 3) Asignar encargos concretos a la gente adecuada; 4) Perseguir a esa gente hasta el catre para ayudarles a llegar a buen puerto o para corregir el encargo que se revela inútil, vacío o imposible.
Orquestar todo eso no lleva más de 40 o 45 minutos si los periodistas son profesionales corrientes y molientes.
Los resultados suelen trascender en las portadas/tapas. Se ve quién pensó antes. Quién pensó menos. Quién se dejó llevar por la víscera. Dónde hay gente ocurrente, brillante, genial –lo cual, por definición, no es planificable, aunque sí se puede construir una cultura donde esa genialidad ocurra con más frecuencia de lo normal y/o donde la gente brillante aparezca con más frecuencia. Y así.
Uno está hoy
Pontificator. Pido disculpas.
And the winner is…
Porque tiene un foco claro y diferencial ["qué viene ahora" en lugar de "qué pasó ayer" (pues de eso ya me enteré… ayer)], porque lleva noticias [algunos de los futuros ministros del Gobierno catalán; la inmediata batalla por la ciudad de Barcelona y su área metropolitana; las alianzas en Madrid…], porque metió a sus nombres clave en cada una de las sedes de los partidos ["A peu de seu", a pie de obra], porque tiene los comentarios y opiniones justas, las piezas complementarias más trabajadas y no abruma ni con páginas, ni con texto ni con números. Con un simple adverbio y el tiempo presente mejoran el titular de
La Vanguardia (que, curiosamente, titula en futuro y habla del pasado) y con la lista de decisiones de gobierno bajo la foto le dan sentido más allá de la broma [N del B: el partido de Mas ya ganó las anteriores dos elecciones pero no pudo hacerlo Presidente porque otros tres partidos minoritarios le armaron una mayoría parlamentaria alternativa. Ya. Es como explicar un chiste: lo siento].
Estoy
leyendo este diario. Tiene para
leer. Los demás los
miro. Ojalá que dure.
Mención especial merecen los tabloides nacionalistas
El Mundo y
ABC, que no resistieron dos tentaciones adolescentes: interpretar las elecciones catalanas en clave española –tiene pase porque la cabra tira al monte– y recortar la bandera catalana del fondo de la foto hasta convertirla en una española. Hoy se deben estar dando codazos de complicidad unos a otros y diciéndose con media sonrisa:
cómo les estamos jodiendo a esos catalanes. Son capaces de mucho más, claro que sí, pero solo si usan el cerebro en lugar de la víscera. Eso no es pedir peras al olmo. ¿O sí?
PD: no se me inquiete aún. Estoy preparando un post con lo que no me gusta de
Ara, pero déjeme que me lo lea unos cuantos días.