Ya tuve tiempo de leer gran parte de Orsai y de meterme en la lógica de la revista como para animarme a decir algo. Pero adelanto que debería ver por lo menos dos números más para juzgar en serio sus contenidos.
Orsai no tiene pretensiones de actualidad ni más menú de secciones que la entrada y sobremesa de cada nota, a cargo de Hernán Casciari que dialoga con Chiri Basilis y Jorge González. Difícil distinguir entra la ficción y la realidad en unos cuantos relatos, como los de Agustín Fernández Mallo (novelista) o Hernán Iglesias Illa (sin concesiones hasta ahora a la ficción). Me gustó el rescate de Enrique Meneses por José Luis Perdomo y me parece un poco traído de los pelos el ensayo sobre escritura para niños de Natalia Méndez. Todas las historias están contadas con calidad y buen texto escrito o visual y muy bien ilustradas. Un poco repetitivas y bastante gratuitas, para mí, las referencias a la religión en varias historias. Me gusta el estilo desenfadado del editorial, los comentarios y el colofón, pero eso no es una novedad en quienes conocen a los autores. También me gusta el riesgo que corren. Y encontré algunos pocos errores de tipografía: paciencia.
Valioso el intento de perder el pasaporte de Alejandro Seselovsky para provocar la Crónica del deportado en el aeropuerto de Barajas. Es la única historia con actualidad y producción editorial de la revista. Por desgracia o por suerte no pasó nada: uno espera que le peguen una pateadura a Seselovsky, pero no hay caso, justo ese día todos se portaron como Dios manda y Seselovski no se hace el loco. Al final vivió la misma historia superaburrida de casi todos los deportados; los que no tienen una coartada del tipo "vengo a recibir el premio Rey de España de Periodismo" o "mi novia se está muriendo en el hospital de Albacete". Lástima el error en el apellido -bastante conocido- de Luis García Tezanos-Pinto, el diplomático argentino que lo atiende en Barajas (ni una tarjeta le dejó); no era tan difícil sacarlo y le quita verosimilitud al relato.
¿Qué es Orsai? me pregunté después de leerla. El editorial la describe como una revista literaria. Pero ese género parece tan solemne que me resulta pesado. Es un libro periódico y cuesta el precio de un libro. Dice el editorial que cuesta la suma de "quince periódicos de sábado" pero eso es como comparar una mesa de roble con quince trampolines. Es un objeto editorial casi perfecto, gráfico 100 por 100, para los que aman las buenas historias contadas en tinta sobre papel. Una revista literaria, me rindo, aunque parezca solemne (ya me dejará de parecer). Un producto tan material y sabroso como una pizza estilo argentino.
Si se me ocurre algo más lo agrego. El resto está todo en el blog de Orsai y en los comentarios a las notas o en el blog Malas Palabras.
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