JL* da en el clavo aquí:
Fue un corresponsal extraordinario porque comprendió su tiempo y el continente que cubría […]. A veces, como a todos, se le iba la mano con algunas de sus fobias pero rara vez erró en el diagnóstico final. Pronto dejó de reír las gracias a personajes como el general Noriega en Panamá, los sandinistas en Nicaragua –uno de sus grandes desengaños–, el Comandante en Cuba –que le expulsó de la isla en 1989, cuando muchos todavía le disculpaban–, el carismático Chávez y cuantos presidentes provocaban estropicios en su querido México.
Joaquim Ibarz no era un periodista acomodaticio y gentil porque su especialidad era preguntar con toda la intención del mundo al poderoso de turno.No hay más preguntas, señoría.
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