Simon Kuper es uno de los mejores periodistas deportivos del mundo. Trabaja en el… Financial Times. No se ría. El sábado pasado firmaba “A football revolution”, pieza larga y apasionante donde explica cómo usan la estadística y las bases de datos los clubes de fútbol de la Premier League inglesa. Así se entiende por qué el Real Madrid vendió a Makelele (gran error) o como Arséne Wenger descubrió a Flamini, un adolescente que hacía cola en el Olympique de Marsella pero que era capaz de recorrer 14 kilómetros por partido. Se lo llevó al Arsenal (ahora juega en el Milan).
Gracias a Dios está por salir Panenka, un mensual subtitulado “El fútbol que se lee”. Antonin Panenka es aquel desvergonzado mediocampista checoslovaco que se jugó la final de la Euro’76 en el último penalti, picándolo suavemente por encima de Maier. Marcó. Checoslovaquia ganó su primer gran título. El gran especialista actual del panenka es El Loco Abreu, delantero uruguayo y errante.
Detrás de Panenka hay un puñado de freaks del fútbol y del periodismo con el mismo espíritu rebelde que aquel checo y este uruguayo. Al parecer, tienen que hacer en la revista aquello que en sus trabajos ordinarios les resulta imposible. Quieren ser al fútbol lo que Wired es al mundo digital.
El jueves vi las pruebas de la revista –se me pusieron los dientes muy, muy largos– y comentamos la jugada con AL*, que hace de maestro de ceremonias de la cosa. De regreso a casa, me venía a la cabeza una pregunta: ¿por qué el gran periodismo deportivo y las grandes historias del deporte están fuera de los diarios deportivos?
Hace unos días saltó a la Red este clip. No se lo pierda. Es un historión sobre un equipo de chavalines de seis o siete años de edad. Vea:
Al cierre de esta entrada habían visto el clip en Vimeo unas 200.000 personas. Pues bien: aún estoy esperando a leer estas historias en la prensa deportiva. Y cuidado que en Catalunya trabajan periodistas deportivos colosales. Gente como Ramon Besa, Emilio Pérez de Rozas, Ricard Torquemada o Natàlia Arroyo. Y hay unos cuantos más.
Exacto. Ninguno de ellos trabaja en un diario deportivo. Y se entiende, porque tantas veces esos diarios se dedican a esto.
¿Será que si esos diarios fueran un equipo de fútbol, a los geniales como Panenka no se los dejarían jugar nunca? Es una lástima. Por suerte… llega Panenka. Bravo.
4 comentarios:
Toni, como sueles decir, los lectores no son burros.
Los márgenes de calidad en los que se mueve el periodismo deportivo en los medios "tradicionales" no hacen más que avivar el interés por esas "otras" historias.
E internet, con su abanico de posibilidades, está abriendo la mano a que esa conjunción entre "freaks" del fútbol y del periodismo sea una especie de "reivindicación profesional".
Basta darse una vuelta por blogs como "Diarios de Fútbol" o "Fútbol No es Fútbol".
Un abrazo.
me parece estupendo que nazcan iniciativas tan atractivas como esta. Me preocupa, algo, el dogmatismo que desprende el proyecto, precisamenete uno de los grandes pecados de ese periodismo que se repudia aquí. Lo grande no está fuera de ninguna fontera ni tiene por qué engendrarse en la genialidad, ni siquiera en la pasión. Es el lector de las historias el protagonista.
Genial todo el post, menos lo de incluir a Emilio Pérez de Rozas, que por cierto si trabaja en un periódico, en el mismo grupo que grandes como Ramón Besa. Pérez de Rozas es un "hooligan" que está muy lejos de saber contar verdaderas historias periodísticas. Lo suyo es el partidismo más radical y la ausencia total de objetivismo o pensamiento crítico.
Trapi
Emilio Pérez de Rozas gran periodista. Sí hombre, sí.
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