Así estaba hoy el edificio del Indec en el centro de Buenos Aires (Diagonal Sur y Perú). El Indec es el Instituto Nacional de Estadística y Censos, a quien nadie -ni los mismos funcionarios del Indec- le cree una sola cifra. Con los datos del Indec el gobierno asegura que no hay inflación, algo que todo el mundo nota al hacer sus compras en el supermercado. Lo que todos tenemos claro es que el Indec miente y que la verdad no es el resultado de un cartel, por grande que sea. Más: el cartel es una prueba de que el que seguro miente es el Indec.
Ayer La Nación publicó un editorial titulado El periodismo militante. Si le da pereza leerlo completo le paso los dos últimos párrafos:
Ocurre que, como todo régimen proclive al autoritarismo, el kirchnerismo produce adrede y con mala fe una confusión interesada entre lo que entiende por informar y opinar. Por ejemplo: para las autoridades, informar sobre la inflación implicaría limitarse a reproducir los falsos índices que elabora el Indec. En cambio, acompañar y confrontar esos índices con los que elaboran reconocidas consultoras o institutos privados, que por lo general duplican la inflación informada por el Indec, consistiría en tergiversar la realidad y desinformar, según ese peculiar criterio.
Aunque lo haga para defender su gestión, es inadmisible que en pleno siglo XXI un gobierno eche mano de tan bajos y viejos recursos dialécticos. Peor, y aún más preocupante, es que haya comunicadores que defiendan esa tesitura absurda porque entraña la negación del periodismo y de la libre información, y su reemplazo por la mera propaganda.El editorial originó una larga discusión por Facebook con otros periodistas. En ella insistía que periodismo militante es un oxímoron, igual que periodismo independiente es un pleonasmo.
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