El repaso diario de las portadas/tapas del mundo del pasado jueves me dejó sumido en una densa inquietud. Un malestar espeso, oscuro y profundo. El personaje principal de las primeras páginas de la prensa de los EE UU era Steve Jobs, de cuya muerte se informaba con titulares como “Cultural Visionary”, “American Pioneer”, “Legend”, "Icon", “Changed how we live, work”…
Las portadas/tapas de la prensa española, en cambio, se las llevaba una Duquesa de 85 años y más títulos que la Reina de Inglaterra, que se casó con un señor veinte años más joven. Concretamente, era así en 88 de 131 portadas/tapas, con títulos como “El alegre ‘sí’ de la Duquesa” o "Cayetana lo celebra por rumbas”, etcétera. (Hablan de rumbas porque la novia se echó un baile a la salida de la iglesia. El resultado, descriptible, se ve en la tele pero no en la foto que todos llevan a primera). Incluso alguno quizá pierde un poco el oremus. Es el caso de un diario de Palencia, con P, que titula “¡Viva los novios!” (¿no es 'vivan', en plural?) sobre la dichosa foto de la pareja, ella bailando y él acompañándole con las palmas. En Palencia había que apostar y jugaron fuerte, vaya que sí. Bien.
Sí, ya sé que la muerte del mítico capitán de la industria digital se supo acá cerca de las dos de la madrugada, con las ediciones ya cerradas a cal y canto. Comparar los diarios de uno y otro lado del Atlántico sería demagogia cruel. O sumar peras y manzanas, pues en los Estados Unidos no saben nada de la Duquesa, cuya boda no era competitiva como noticia.
Tranquilo. No tengo intención de comparar. Lo que quiero es explicarle el porqué de mi malestar.
Uno siempre ha pensado que el conjunto de las portadas de prensa –las decisiones de un grupo de personas bien formadas que se reflejan en esa selección–, esas portadas, digo, componen cada día un mapa de la geografía de los intereses de lo que antes se llamaba “clases rectoras” o "sociedad civil” y que hoy no sé cómo rayos denominar. El "mapa" del jueves me dejó destrozado, por comparación. Una sociedad se duele a toda página de la pérdida de uno de sus "Cultural Visionaries" y otra celebra la decrepitud de una elite estéril y caprichosa.
¿Es la sociedad así o esas portadas ofrecen un mapa distorsionado? Algunos acá dirán: hay que vender, ¡estamos en crisis! A uno le parece que a estas alturas de la película ya no es necesario responder a esta bobada. Estamos en crisis precisamente por actuar de ese modo. También dirán: los medios reflejan lo que pasa. Así es. Pero lo que pasa no es sólo lo que sucede. Además esa excusa es una petición de principio porque… ¡suceden tantas cosas!
La promesa del periodismo no se cumple sólo con reflejar lo que sucede, aunque a veces no se pueda hacer otra cosa (por eso el periodismo es periódico, continuado). El periodismo cumple su promesa si además valora y contextualiza. Si la elección de la aristócrata para portada/tapa es un reflejo de "lo que pasa", mucho se teme uno que "lo que pasa" es que se piensa en el lector como conjunto de vísceras y en el diario como mero comercio. ¿No son esas portadas un síntoma de la dimisión del periodismo como institución social y de los periodistas como actores políticos?
¿Es todo esto una exageración o exageración es el "¡Viva los novios!" de tantos diarios? ¿Es peor esta visión jacobina del periodismo o la actitud de rendirse a "lo que vende" (que tampoco vende más. ¡Estamos en crisis!) o la de ir pasando como se pueda por este valle de lágrimas, etcétera? Pues eso pregúnteselo a Natalia Miláshina.
Que no nos engañen. Somos como queremos ser. ¿Quiere una prueba? El único diario español que ese día pudo manejar la noticia de la muerte de Jobs prefirió dejar la foto grande para la aristócrata andaluza bailando rumbas y ventilar la muerte de Steve Jobs en una columnita. No sé si me explico.
1 comentario:
Que tú te des cuenta y que lo escribas, es un pasito hacia afuera de la crisis... Gracias.
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