El atentado de la noche del domingo al diario La Verdad de Junín (aquí la última información, tal como salió en la edición de ayer martes) me hizo acordar de un proyecto que conversé más de una vez con editores de la provincia de Buenos Aires y también con algunos del nordeste argentino.
Cuando por las razones que fueran la rotativa de un diario queda inutilizable, siempre los ejemplares se han impreso en talleres cercanos, muchas veces de la misma competencia. Entonces se dice: hoy por mí, mañana por tí. En estos días están imprimiendo La Verdad en los talleres de La Opinión de Pergamino. No lo saben los que atentan contra los diarios y quizá algún gerente tampoco, pero todos los periodistas sabemos que imprimir papel no es el negocio esencial y que si hay que competir en algo es en los contenidos. Sin embargo nos tienta la rotativa propia, quizá para no depender de otros en la impresión del periódico, o para no regalarle secretos de último momento a la competencia (podría cambiar en minutos su portada al conocer una exclusiva que viene en la nuestra). Al final, periódicos medianos y chicos tienen talleres suficientes para imprimir cientos de miles de ejemplares, pero son ocupados solo durante unas horas de cada día (y en muchos casos sobra el plural de horas).
Cuando por las razones que fueran la rotativa de un diario queda inutilizable, siempre los ejemplares se han impreso en talleres cercanos, muchas veces de la misma competencia. Entonces se dice: hoy por mí, mañana por tí. En estos días están imprimiendo La Verdad en los talleres de La Opinión de Pergamino. No lo saben los que atentan contra los diarios y quizá algún gerente tampoco, pero todos los periodistas sabemos que imprimir papel no es el negocio esencial y que si hay que competir en algo es en los contenidos. Sin embargo nos tienta la rotativa propia, quizá para no depender de otros en la impresión del periódico, o para no regalarle secretos de último momento a la competencia (podría cambiar en minutos su portada al conocer una exclusiva que viene en la nuestra). Al final, periódicos medianos y chicos tienen talleres suficientes para imprimir cientos de miles de ejemplares, pero son ocupados solo durante unas horas de cada día (y en muchos casos sobra el plural de horas).
Ya en 1988 y ante una situación parecida a la de ahora, empecé a plantear la posibilidad de compartir plantas impresoras entre periódicos vecinos. El caso de Junín era entonces paradigmático porque la ciudad tenía dos diarios, uno matutino y otro vespertino. La Verdad y Democracia de Junín eran entonces como el Chronicle y el Examiner de San Francisco, pero los de Junín, con tiradas relativamente proporcionales a su ciudad, mantenían cada uno su propia planta, mientras que los de San Francisco compartieron planta impresora durante 35 años, entre 1965 y 2000 gracias a un Acuerdo de Operaciones Conjuntas (JOA) que resultó muy beneficioso para los dos. La edición del domingo, de 500.000 ejemplares, era común.
No veo ninguna dificultad para que periódicos de ciudades del sur de la provincia de Buenos Aires como Tres Arroyos, Olavarría, Azul, Tandil y Necochea impriman sus ejemplares en una planta común en Benito Juárez (marca A). Esa planta podría ser propiedad de una sociedad integrada por las compañías editoras de La Voz del Pueblo, El Popular, El Tiempo, El Eco y Ecos Diarios que aportarían sus rotativas actuales para conformar una nueva planta, útil a todos. Con la venta de los sobrantes y aportes proporcionales comprarían el inmueble donde instalarla.
Este esquema puede servir para muchos otros. Basta con mirar este mismo mapa para sugerir la JOA de los Coroneles a El Diario de Pringles y Nuevo Día de Suárez.
Cambiar la escala, en Paper Papers, 1/7/07
Desafíos de la prensa regional argentina, en Paper Papers, 29/4/07
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