La realidad, de momento, va confirmando lo que Esta Casa decía ayer y otros días: las tabletas van camino de ser el mejor y mayor punto de encuentro entre el periodismo y la gente:
¿Usted cree que esa situación que describe el gráfico se afianzará o se debilitará? Claro. Yo también. Eso no quita que el periodismo se desarrolle en otras plataformas, canales, medios y modos. Sólo faltaría. Ocurre que si hemos de hacer algún negocio para sostener el periodismo –incluido ese otro Libre-Abierto-Y-Gratis-Que-Debería-Ser-El-Único-Amén– debemos encontrarnos en algún lado: unos proveyendo y otros consumiendo, pago mediante. Así ocurre en la economía real. Pues bien, de momento, las tabletas están en la mejor posición para convertirse en ese lugar de encuentro. Las tabletas son móviles, no le dejan a uno fuera de la web, la variedad de sus niveles de uso es colosal y… es un medio donde todos –quizá no los teóricos– entendemos que el consumo incluye una transacción donde el pago es un acto/pacto normalizado.
En contraste con las más avanzadas teorías, todo esto puede parecer atroz. Pero las apariencias importan poco (excepto para la mujer del César, claro). Importa la vida real, que a veces es dura, compleja y estropajosa.
En contraste con las más avanzadas teorías, todo esto puede parecer atroz. Pero las apariencias importan poco (excepto para la mujer del César, claro). Importa la vida real, que a veces es dura, compleja y estropajosa.
Siga leyendo. Es un estudio de Pew Research y The Economist Group.
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