Lo publica hoy La Nación de Buenos Aires con la firma de Fernán Saguier, su Subdirector, que de hecho es el Director del diario y uno de los hermanos propietarios. El pasado 4 de enero el diario cumplió 142 años y ese es el motivo de este decálogo que les paso ya mismo aquí abajo. Me gusta verlo como la renovación del contrato entre el periódico y sus lectores, que lo es:
1. Informar lo que pasa, ateniéndonos estrictamente a los hechos, que son sagrados.
2. Analizar e interpretar la realidad desde una mirada objetiva y profesional, sin segundas intenciones ni otro interés que el meramente periodístico.
3. Opinar conforme a principios basados en una línea editorial que exalta ante todo el diálogo, la concordia y la libertad en todos los órdenes, dentro de valores universales como la democracia republicana y el Estado de Derecho.
4. Dar lugar al más amplio abanico de opiniones e ideas, siempre y cuando se expresen con respeto y no incurran en provocaciones ni agravios.
5. Rectificarnos rápido ante el error, sin vergüenza ni temor por sus eventuales consecuencias. Ser constantemente autocríticos, revisar diariamente nuestro trabajo sin indulgencia, porque es fácil caer en el error y la superficialidad, y de ese riesgo no estamos exentos.
6. Procurar sorprender todos los días al lector con un diario novedoso, inteligente, profundo y cercano, que trate los temas con altura y sencillez a la vez.
7. Preguntar. Preguntar una y otra vez hasta entender y así poder explicar el significado de las cosas de la manera más comprensible posible.
8. Ponernos en el lugar de quien nos lee, estar allí donde él no puede estar para defender sus derechos, así como recordarle sus obligaciones.
9. Ser optimistas, transmisores de buenos ejemplos, reparar en aquellos casos aleccionadores que sirven de modelo y estimulan a la sociedad, porque en los diarios inevitablemente cargamos contenidos duros y descorazonadores que agrietan el ánimo del lector.
10. Contar historias. Tener siempre presente que nuestro papel es el de contarle algo a alguien, y que nuestras páginas deben referirse básicamente a las personas, con sus problemas, alegrías, angustias y vivencias cotidianas.
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