Es
un engaño, claro. Servirá para hacer otros milquinientos discursos sobre la perversión del periodismo
repentista, el diablo de las redes sociales o de internet… etc. En realidad se trata de un asunto más viejo que el periodismo: vagancia. O quizá se trate de un algoritmo. Ya sabes, periodista: si tu madre te dice que te quiere, compruébalo.
Via
J-LR*
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