El lunes pasado Cristina Fernández de Kirchner mostró unas reproducciones de tapas de Clarín pegadas en foam board, tal como los diseñadores suelen presentar sus monos a los clientes, muy bonitos y en un tamaño adecuado como nunca se verán en la realidad. Lo hizo para criticar la edición de Clarín y su decisión de elegir uno u otro título, su lugar en la portada y la página en la que se desarrolla esa información (lo está señalando con el índice de su mano derecha). También contó que mandó al Ministro de Justicia a contrarrestar unas informaciones supuestamente intencionadas que daban cuenta de presos que salen de las cárceles a animar mítines del kirchnersimo. Aquí el video oficial del discurso en la Casa Rosada.
No creo que sea una buena idea mostrarse débil ante el diario que ella misma denuesta: está aceptando la fuerza informativa de Clarín, pero además prueba que el diario le marca la agenda y que va por delante. Y si Clarín va por delante, ella y sus ministros van por detrás cuando salen inquietos a desmentir lo que dice el diario y lo hacen para colmo con un discurso cargado de errores. Más todavía: cualquiera se da cuenta que los medios amigos del poder no le están alcanzando para contrarrestar los embates del diario que los ataca.
Esta actitud es una tentación de los autoritarios en el poder que Cristina Fernández no debería imitar. Les encanta mostrar los diarios, que estudian con devoción (son los mejores lectores que tenemos): los marcan, rayan, rompen, tiran a la basura, pegan en foam boards o usan como espadas de papel. Allá ellos. Pero insisto en que preocuparse tanto por lo que dicen los diarios está probando que lo que les importa es el relato y no la realidad, que es la única verdad, como decía Juan Perón.
2 comentarios:
Buen análisis y mejores fotos, Gonzalo. Me gustó.
Mario Pernigotti
Oh my god, estoy de acuerdo con GP. Algo anda mal.
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