Me pasa MRA este estupendo artículo de Bill Keller publicado en The New York Times de ayer. El artículo es una especie de respuesta a uno de Robert Worth en el que se quejaba precisamente de la impotencia de la diplomacia norteamericana para salir de sus jaulas de seguridad allí donde van. Being there es estar ahí, pero de verdad, como está un periodista, o quizá también un diplomático, pero sin caravana de autos blindados armados hasta los dientes.
Tanto drama por un embajador que muere en Libia —parece decir Keller— y ninguno por todos los periodistas que, por la simple necesidad de acercarse a la realidad, mueren en los campos de batalla en los que quizá debería haber más diplomáticos.
Diplomats and journalists serve different masters but both need proximity. Yes, “citizen journalism” has been an asset. YouTube videos from Iran’s 2009 uprising kept the story alive after foreign reporters were expelled, and tweets from Tahrir Square provided real-time guidance to the Arab Spring. But tweets are no substitute for being there.No sé si estoy de acuerdo: los tuits no son un sustituto; son apenas un medio y a la vez son mucho medio. El que está ahí puede tuitear, ya sea activista o embajador y mejor si es periodista. La credibilidad es capital de cada uno.
...the bigger question for our business is not whether we sometimes err on the side of caution, but whether we are hiring, developing and deploying the next generation of trained, experienced correspondents to make those calls.Esto sí. Necesitamos más y mejores periodistas, de esos que se involucran con los hechos y no le hacen asco a la realidad allí donde van. Es el único modo de llegar a le verdad, por el medio que sea.
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