En los diarios hay periodistas, diseñadores, talleristas, gerentes, directores, propietarios... que pelean una guerra perdida. Son un ejército que sabe que se enfrenta con un enemigo imposible de vencer y ya no pelean para ganar sino para perder o morir con dignidad. Esos son los que seguro se van a extinguir, como el velociraptor. Pero también hay personas que quieren dar pelea, porque están seguros de que pueden sobrevivir, convivir con los mamíferos y hasta alimentarse de ellos. Nuestro negocio es este -dicen- y tenemos que concentrarnos en hacerlo mejor que nunca, con el tamaño y los tiempos adecuados. Esos son los cocodrilos desalmados dispuestos a comerse a los inocentes nativos digitales.
Pensaba que es una locura que todo el objetivo de un diario sea pensar en la transición. También que los diarios que van a subsistir son los que tienen cocodrilos desalmados enfrentados a los corderos digitales. Internet no es el futuro de los diarios sino su especie complementaria. La sorpresa en la reunión de ayer es que los cocodrilos que quieren hacer un diario con futuro de diario eran jóvenes. Y la metáfora completa es real: todos los días nacen cocodrilos en pleno siglo XXI. Los diarios quizá sean para ellos.
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