information doesn't want to be free, it wants to get around freely.La información no quiere ser gratis, lo que quiere es moverse con libertad, que no es lo mismo, sobre todo por el juego de palabras entre los dos significados de free = libre y gratis.
Lo sabe cualquier empresario... bueno, menos la mayoría de los empresarios de medios periodísticos que creen que lo que vale es el soporte y no el contenido. En este mundo cruel y capitalista así son todos los negocios: se paga lo que vale y lo que no vale no se paga, no gana tanto el que vende caro como el que compra barato y el precio es un arte. Muchas empresas periodísticas ponen precio a contenidos que no valen nada, que están gratis en las redes o que son traslados de data-entries y no trabajo de periodistas.
Con el principio de Remnick The New Yorker cobra y crece. Entre octubre de 2014 y octubre de 2015 pasaron de 5.500.000 a 9.700.000 de visitantes únicos. Y en febrero de este año llegaron a 12.900.000.
Desde enero de 2016 el precio de la suscripción digital, que permite el acceso a todos los contenidos, es de 90 dólares, el doble que en diciembre. Si quiere las dos: papel y digital, tiene que pagar diez dólares más. No sabemos cómo les fue porque todavía no están entregando datos de este año.
Puede leer todo esto y más en la nota de Jeffrey Trachtenberg en The Wall Street Journal.
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