Y otro más adelante:
jueves, 17 de noviembre de 2016
La realidad taimada
El año que chocamos con nosotros mismos se llama la última columna de Martín Caparrós en The New York Times (en español). Quizá sea lo mejor que leí sobre Trump, los periodistas, las audiencias y los medios. En el segundo párrafo dice:
Imagínese el resto. No, mejor léalo.
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Martín Caparrós
miércoles, 16 de noviembre de 2016
Cerró el diario La Unión de Catamarca
Esta es la portada de la última edición del diario La Unión tras 88 años de vida en San Fernando del Valle de Catamarca, la capital de la provincia de Catamarca. Comenzó como semanario El Porvenir el 30 de agosto de 1928. El 6 de enero de 1930 cambió al nombre actual y desde 1943 aparecía todos los días.
La Unión fue fundado por iniciativa del obispo local y fue propiedad de la Iglesia hasta su venta a la familia propietaria de El Liberal de Santiago del Estero en 1998. En 2001 pasó a manos de empresarios locales y hoy aparece como presidente del directorio de la empresa editora María Delfina Passeggi.
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La Unión de Catamarca
lunes, 14 de noviembre de 2016
His own version
Está bien arriba en la portada de hoy del New York Times. La nota aquí. Pero sobre Twitter y la comunicación política que antes hacían los diarios o el periodismo, les paso estos los tres párrafos tremendos:
Hoy día Donald Trump tiene 15 millones de seguidores en Twitter y aumenta unos 100.000 por día.
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Donald Trump,
The New York Times
domingo, 13 de noviembre de 2016
Lo malo del autobombo
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Autobombo,
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Sobrecarga
sábado, 12 de noviembre de 2016
El consumo de noticias en la era de las redes sociales
Los dejo con tres párrafos tremendos de Los diarios con Hillary, los fans con Trump, el artículo de Pablo Boczkowski en Anfibia (Universidad de San Martín / Nieman Lab). Ustedes sabrán qué hacer:
La evidencia informal sugiere que la gente visita los sitios de medios sociales más de una docena de veces al día, en promedio. Por lo tanto, no es de extrañar que, de acuerdo con un informe, el consumo de medios de comunicación social se ha convertido en una actividad preponderante en el tiempo no dedicado a trabajar o dormir. Usar las redes sociales ocupa un segundo lugar en el tiempo libre, sólo superada por la preparación y consumo de comidas, y con una frecuencia más alta que la actividad física para la persona promedio. Pasar tiempo en las redes sociales se ha vuelto algo tan generalizado en la vida cotidiana de las personas que poco a poco ha engullido los hábitos de consumo de noticias.
Los hallazgos preliminares de un proyecto de investigación en curso sobre la dinámica del consumo de medios y noticias que estoy desarrollando con mis colegas muestran que la mayoría de las personas se informan, en mayor medida, como parte de su uso de medios sociales. Es decir, la gente se informa sobre la actualidad no como una actividad en el centro de su atención, sino como un resultado incidental de consumir Facebook, Twitter o Snapchat en las pantallas pequeñas de sus dispositivos móviles. La mayoría de las veces, la gente se concentra sólo en el título y la bajada, con menor frecuencia hacen clic en una historia, y cuando lo hacen, muy rara vez la leen en su totalidad. La atención dedicada a las noticias suele ser efímera y entremezclada con un amplio espectro de ítems de información —desde fotos de la nueva mascota de un amigo hasta informes sobre el viaje exótico de un familiar.
Esta reducción de la mayoría de historias a un puñado de palabras o segmentos cortos de video, y su mezcla en una corriente de información sobre la vida cotidiana, contribuyen a disminuir la influencia potencial de las noticias dentro de las prácticas informacionales típicas de la mayoría de la gente. Además, las prioridades comerciales de una empresa como Facebook moldean la lógica algorítmica de su “feed” de noticias: dado que cuanto más felices somos, más probabilidades hay de que los anuncios que nos muestran sean efectivos, el algoritmo prioriza elementos de información que son consistentes con nuestros puntos de vista. Por lo tanto, incluso si se nos presentara un gran número de noticias en los medios sociales y nosotros les dedicásemos mucha atención, la probabilidad de obtener información que nos exponga a puntos de vista alternativos y nos ayude a aprender algo nuevo sería relativamente baja. Esta lógica algorítmica aísla a las personas de la influencia de noticias que podrían alterar sus preferencias de políticas preexistentes.
jueves, 10 de noviembre de 2016
Reflexiones con onda sobre las novedades de La Nación
El lunes 7 a las 19.30 se encendió la pantalla de LN+, el canal de televisión de La Nación (de la Sociedad Anónima La Nación, decíamos hace años para diferenciarla del mismísimo país y del diario La Nación). Todo bien, toda la onda y toda la suerte del mundo para el proyecto. Aquí unas interesantes reflexiones de Carlos Guyot.
El lunes 31 de octubre el diario apareció en formato compacto. Decía entonces que el formato es lo de menos porque lo importante es el periodismo. Lo que no dije entonces lo quiero decir ahora, con toda la onda del mundo para La Nación y para los cientos de amigos que tengo en esa empresa que hace tiempo no es un diario.
Casi un par de semanas después puedo volver a decir que el formato es lo de menos por estas cuatro razones:
1. El nuevo formato del diario La Nación no renunció a ser La Nación. Bien ahí.
2. Coincidiendo con el nuevo formato La Nación deja de ser un diario informativo. Supone que la gente sabe lo que pasó y trata de agregar lo que La Nación puede aportar. Esto se refleja especialmente en la nueva sección deportiva, y debería verse en todo el diario: buenas firmas, artículos bien escritos, historias que nadie cuenta y ángulos que nadie ve. Aquí la presentación de Claudio Jacquelin.
3. El formato compacto permitió a La Nación reducir su cantidad de papel. A esto no lo han dicho explícitamente, pero compacto también quería decir eso. Basta con pesar en las dos manos los ejemplares del jueves 27 de octubre y del jueves 3 de noviembre. El papel, ya se sabe, es caro y llenarlo de contenidos también.
4. Los cambios en La Nación coinciden en el tiempo con los de Clarín, que también ha reducido su paginación con la sección Spot, en la que han reagrupado toda la sección fría. Pero este post no es sobre Clarín sino sobre La Nación.
***
Todo bien y como decía, toda la onda.
El problema es que es tarde, para el compacto y para la televisión.
Conozco proyectos del formato más pequeño para La Nación por lo menos hace unos 20 años. Por eso me sorprende que lo hayan sacado cuando ya no le mueve la aguja de las ventas. Perdieron mucho tiempo, gastaron dinero con las reformas que hicieron hace años a la impresora y después perdieron más tiempo y más dinero en un cambio ya inútil, pero que había que hacer por pura inercia y quizá para que no sean en vano (o equivocados) tantos años de proyectos y de inversiones.
Y lanzan un canal de televisión lineal justo cuando se muere la televisión lineal... Un canal al que hay que subirse y bajarse, cuando justamente lo que está en crisis en la televisión es la linealidad y la propuesta unidireccional, basada en el concepto de página, como diría Michel Serres.
***
Hay una sola manera de saber si estas novedades tienen éxito: ¿mejora la ecuación económica de la empresa? ¿ganan más dinero? Entonces es buena. Pero a eso lo sabremos dentro de unos cuantos meses.
lunes, 7 de noviembre de 2016
La Nueva (Provincia) ahora es de un empresario del transporte
La noticia todavía no ha aparecido en el diario pero está confirmada: Gustavo Elías compró La Nueva Provincia S.A., empresa editora del diario La Nueva de Bahía Blanca (durante más de 100 años se llamó La Nueva Provincia), propietaria también de Radio Bahía Blanca (AM) y de Radio Ciudad (FM), que también integraron el paquete. Tampoco apareció en La Brújula 24, el sitio nacido de Radio La Brújula, que es propiedad del comprador. La noticia más completa, hasta ahora, está en El Cronista. Según fuentes de la familia vendedora quien filtró la noticia fue Elías.
La Nueva dejó de salir de martes a viernes en junio. Concentró los suplementos y la publicidad en tres días de la semana y jubiló a más de la mitad de su personal de taller. La ecuación empezó a ser más interesante para el comprador, que insistía hace años en la operación. No está confirmada la cifra de siete millones de dólares que da El Cronista, pero puede ser si se suma el valor del inmueble (en pleno centro de Bahía Blanca) y las dos radios. Me juego que el nuevo dueño intentará recuperar la vieja cabecera, ya que la marca es casi lo único de valor que tenía el diario La Nueva Provincia.
jueves, 3 de noviembre de 2016
El periodismo también celebra
Los lectores ya conocen la noticia, ahora toca celebrar, que es lo que hacen los periódicos de Chicago con los Cubs campeones, primer título en 108 años.
Surgió de un intercambio de tuits con Thiago Ferrer Morini, que llama Ley de Kluetmeier estas fotos sin leyenda (sin anclaje semántico), en honor al fotógrafo de Sport Illustrated Heinz Kluetmeier, autor de fotos como la de esta portada de SI del 3 de marzo de 1980, celebrando la medalla dorada del equipo estadounidense de hockey sobre hielo en los Juegos Olímpicos de invierno de Lake Placid.
Esto hay que celebrarlo. En Paper Papers, 17/8/2012
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