viernes, 8 de noviembre de 2024

Jeff Bezos tenía razón

La elección que terminó el martes pasado en los Estados Unidos ha dejado varias consecuencias que me parece interesante revisar desde el periodismo.

1. En plena campaña el dueño del Washington Post decide que ese periódico no va a apoyar a ningún candidato porque entiende que los periodistas están hablando de ellos mismos y no de lo que a la gente le interesa. La decisión sorprende porque el WaPo siempre apoyó a los candidatos demócratas y provoca críticas y protestas de periodistas como Martin Baron, antiguo Director del periódico, que calificó de cobardía la actitud de Jeff Bezos. Visto después de la elección, Marshall McLuhan diría que Bezos es el Michael Faraday de nuestra era porque vio lo que los periodistas no ven, y lo vio por no estar encasillado en las categorías endogámicas y escoradas de la profesión y de la industria.

2. Muchos –diría que casi todos– los periodistas y sus medios apoyaron a Kamala Harris, pero atacando a Donald Trump, de quien dijeron que es fascista, populista, nazi, antidemocrático, monstruo, criminal... Les subo estas portadas, anteriores a la elección, como botones de muestra:





Era bastante evidente que la mayoría del ecosistema periodístico estaba en contra de Donald Trump, pero también se ve que tenían la esperanza de que se podía evitar lo que resultó inevitable. Lo loco es que pensaran que podían cambiar la elección con lo que aparecía en sus medios.

Su Majestad el New York Times dio la noticia del triunfo de Trump recordando en la bajada del título principal que el nuevo presidente es un forajido y un criminal, y el mismo día que terminaba la elección tituló preocupación y esperanza referidas a los dos candidatos.



3. La elección no fue ajustada. Cuando esto escribo, Donald Trump aventaja por 295 a 226 electores a Kamala Harris y el Partido Republicano se quedó con la mayoría del Senado y está a punto de hacerlo también con la Cámara de Representantes. El mapa de todo el país –condado por condado– se tiñó del color republicano. 


4. Fuera de todo análisis político, no cabe duda de que Jeff Bezos tenía razón. Los periodistas están muy lejos de la realidad, con una agenda sobrecargada y endogámica que no es la de la mayoría de la gente. Escriben y dicen lo que a ellos les gusta o les gustaría que ocurriera y no lo que pasa de verdad. Es la tiranía de la noticia deseada de las elites progresistas, contra la que se está levantando el grito de las verdaderas mayorías, esas que no salen a la calle a manifestarse, pero gracias a las redes sociales pueden alzar su voz de otro modo. Son muchísimos más –con una diferencia de 10.000 o 100.000 a 1– que los que llevan a las plazas pancartas ajadas y tambores desfondados, que para colmo son siempre los mismos.

5. Es el gran problema del periodismo de nuestro tiempo, que en esta casa hemos mencionado hasta el cansancio. Está encerrado en su propia burbuja, dándonos consejos como si fuéramos imbéciles. Mientras la agenda del periodismo y los medios no sea la de la gente, las audiencias no responderán. Y lamento comunicarles que no tienen resto moral para cambiar y que los medios del futuro ya son de otros.

Bonus track

Fue la política la que contagió de endogamia al periodismo y lo alejó de las preocupaciones reales de la gente. Y el periodismo contagió a la política con su progresismo moderado, equilibrado, de centro... Esa moderación bienpensante –insisto: de centro– se repitió en los gobiernos de nuestros países cada vez que perdían las elecciones las alianzas de izquierda, pero solo sirvieron para que vuelvan recargadas al poder, mostrando cada vez menos moderación y más autoritarismo. La novedad de Donald Trump, Javier Milei, Nayib Bukele, Viktor Orbán o Giorgia Meloni –cada uno con su estilo– es que a las izquierdas ya no se las enfrenta desde el centro acomplejado sino desde la derecha sin complejos. Y está dando resultado.

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